Si tu hermano te ofende, habla con él a solas para moverle a reconocer su falta. Si te hace caso, has ganado a tu hermano. Si no te hace caso, llama a una o dos personas más, porque toda acusación debe basarse en el testimonio de dos o tres testigos. Si tampoco les hace caso a ellos, díselo a la congregación; y si tampoco hace caso a la congregación, considéralo como un pagano o como uno de esos que cobran impuestos para Roma. "Os aseguro que todo lo que atéis en este mundo, también quedará atado en el cielo; y todo lo que desatéis en este mundo, también quedará desatado en el cielo. "Además os digo que si dos de vosotros os ponéis de acuerdo aquí en la tierra para pedir algo en oración, mi Padre que está en el cielo os lo dará. Porque donde dos o tres se reúnen en mi nombre, allí estoy yo en medio de ellos. "Entonces Pedro fue y preguntó a Jesús:-Señor, ¿cuántas veces he de perdonar a mi hermano, si me ofende? ¿Hasta siete? Jesús le contestó:-No te digo hasta siete veces, sino hasta setenta veces siete. Mateo 18, 15-22

Ez dizut zazpi aldiz esaten, hirurogeita hamar aldiz zazpi aldiz baizik.

EXHORTACIÓN APOSTÓLICAPOST-SINODAL

RECONCILIATIO ET PAENITENTIA

DE JUAN PABLO II

AL EPISCOPADO AL CLERO Y A LOS FIELES

SOBRE LA RECONCILIACIÓN Y LA PENITENCIA EN LA MISIÓN DE LA IGLESIA HOY


Barkamenak ez du iragana konpontzen, baina etorkizuna hobetzen du.

Bakeola- EDE Fundazioa


ON JUAN MARIA URIARTE


CURSO PAZ Y RECONCILIACIÓN 2022-23

CRITERIOS PARA UNA REFLEXIÓN TEOLÓGICA PRÁCTICA

XABIER ANDONEGI MENDIZABAL BIKARIOA

INSTITUTO PÍO XII - DONOSTIA



BAKETIK

PROCESOS DE TRANSFORMACIÓN CON SENTIDO ÉTICO




Mateo (18,21–19,1):
En aquel tiempo, se adelantó Pedro y preguntó a Jesús: «Señor, si mi hermano me ofende, ¿cuántas veces le tengo que perdonar? ¿Hasta siete veces?»
Jesús le contesta: «No te digo hasta siete veces, sino hasta setenta veces siete. Y a propósito de esto, el reino de los cielos se parece a un rey que quiso ajustar las cuentas con sus empleados. Al empezar a ajustarlas, le presentaron uno que debía diez mil talentos. Como no tenía con qué pagar, el señor mandó que lo vendieran a él con su mujer y sus hijos y todas sus posesiones, y que pagara así. El empleado, arrojándose a sus pies, le suplicaba diciendo: "Ten paciencia conmigo, y te lo pagaré todo." El señor tuvo lástima de aquel empleado y lo dejó marchar, perdonándole la deuda. Pero, al salir, el empleado aquel encontró a uno de sus compañeros que le debía cien denarios y, agarrándolo, lo estrangulaba, diciendo: "Págame lo que me debes." El compañero, arrojándose a sus pies, le rogaba, diciendo: "Ten paciencia conmigo, y te lo pagaré." Pero él se negó y fue y lo metió en la cárcel hasta que pagara lo que debía. Sus compañeros, al ver lo ocurrido, quedaron consternados y fueron a contarle a su señor todo lo sucedido. Entonces el señor lo llamó y le dijo: "¡Siervo malvado! Toda aquella deuda te la perdoné porque me lo pediste. ¿No debías tú también tener compasión de tu compañero, como yo tuve compasión de ti?" Y el señor, indignado, lo entregó a los verdugos hasta que pagara toda la deuda. Lo mismo hará con vosotros m¡ Padre del cielo, si cada cual no perdona de corazón a su hermano.»
Cuando acabó Jesús estas palabras, partió de Galilea y vino a la región de Judea, al otro lado del Jordán.